JUEVES ¤ 18 ¤ ENERO ¤ 2001
¤ El general estuvo inmiscuido en la operación ilegal Irán-contra
Colin Powell, el "hombre íntegro", jugó un importante
papel en la invasión a Panamá
¤ El próximo secretario de Estado recomendó a George Bush padre la
intervención militar
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES/II
Washington, 17 de enero. El próximo secretario de Estado, Colin Powell, es mejor
conocido por su experiencia militar en la Guerra del Golfo y por su extraordinaria imagen
pública de "hombre de integridad y honor", sin embargo existen una serie de
profundas interrogantes de dónde estaba y qué hizo en va-rias de las expresiones del
poder estadunidense en el mundo, y hay serias dudas sobre si violó leyes nacionales e
internacionales, así como también sobre su honestidad.
Las audiencias ante el Senado para ratificar el nombramiento de Powell esta semana se han
centrado casi de forma íntegra en su visión del papel de Estdos Unidos en el mundo y su
experiencia como comandante de la guerra contra Irak.
Pero una evaluación realizada por La Jornada del historial de Powell en los
últimos 30 años revela que este general ha tenido un papel central en algunas de las
mayores operaciones intervencionistas estadunidenses en América Latina.
Para los familiares de más de 300 panameños muertos, 3 mil heridos y 15 mil desplazados
por la operación Causa Justa --la invasión de Panamá en diciembre de 1989 bajo
el mando de Powell como jefe del estado mayor militar-- y para los opositores de esa
operación en este país, la pregunta sigue siendo si al próximo secretario de Estado le
preocupan estos "daños colaterales".
Asimismo no está claro si la condena de las organizaciones de Estados Americanos y de
Naciones Unidas a la operación unilateral es algo que todavía desecharía hoy día, si
le importa, ya que según Human Rights Watch las fuerzas estadunidenses violaron la
Convención de Ginebra sobre el trato de civiles en un conflicto, y si este tipo de
acción internacional es ejemplo de lo que podría esperar América Latina en el futuro
bajo una presidencia de George W. Bush.
En su autobiografía, el militar afirma que la operación Causa Justa sólo fue una
confirmación de la Doctrina Powell: "Usar toda la fuerza necesaria y no
disculparse por en-trar en grande si eso es lo que amerita". chorrillo-1.jpg-25
POWELL_STATE-25 El 17 de diciembre de 1989, después de un incidente en Panamá en el que
las fuerzas armadas de ese país abrieron fuego contra un automóvil de militares
estadunidenses, cuyo conductor se negó a detenerse en un re-tén, y mataron a uno de los
ocupantes, el gobierno de Washington decidió que había llegado la hora de intervenir.
Esto después de que Powell, recién nombrado jefe del estado mayor del Pentágono, y el
entonces secretario de Defensa Dick Cheney (el próximo vicepresidente) habían aconsejado
al entonces presidente George Bush (padre el presidente electo) de no apoyar el golpe de
estado del mayor Moisés Giroldi contra el general Manuel Antonio Noriega, el cual
fracasó y terminó con la ejecución de Giroldi. Powell recomendó al presidente Bush
ordenar la intervención militar en gran escala, la cual se inició tres días después,
el 20 de diciembre.
Desde el Pentágono, Powell y Cheney monitorearon la operación, en la que se es-trenó el
uso de nuevo equipo bélico de alta tecnología como el famoso cazabombardero F-117
Stealth, que destruyó tanto objetivos militares como vecindades civiles. Aunque
Noriega eludió su captura, Powell declaró poco después: "Este reino de terror se
acabó. Hemos decapitado la dictadura de ese país".
Al recibir información de que se había en-contrado polvo y supuestos objetos de vudú en
la casa de Noriega (el polvo resultó ser finalmente masa para tamales), Powell lla-mó a
Noriega "un hampón aspirador de drogas y amoroso del vudú".
El 3 de enero de 1990 se rindió Noriega; dos días después Powell viajó a Panamá para
declarar que "hemos regresado el país a su pueblo". La operación le valió a
Powell el elogio de la clase política de Washington y el continuo ascenso de su carrera.
De 1983 a 1988, Powell fue un activo participante y de alto nivel en el equipo de
se-guridad nacional del presidente Ronald Reagan. De 1983 a 1986, fue el asistente
especial militar del secretario de Defensa Caspar Weinberger, después subasesor de
Seguridad Nacional desde fines de 1986 a 1987, y posteriormente asesor de Seguridad
Nacional de la Casa Blanca.
En su libro Powell afirma que durante su tiempo con Weinberger, se convirtió en el
"principal promotor dentro del gobierno" a favor de los contras de
Nicaragua. También durante esa época, Estados Unidos se dedicó a construir su presencia
militar en Honduras y a dar un amplio apoyo a las fuerzas armadas de El Salvador.
En septiembre de 1983, Powell viajó junto con Weinberger a Centroamérica, y fueron
acompañados por el entonces poco conocido mayor Oliver North, asignado al Consejo de
Seguridad Nacional.
En este periodo, Powell se inmiscuyó di-rectamente en lo que se convertiría en el
escándalo Irán-contra, operación por la que se enviaron cargamentos de misiles a
Irán a cambio de aportaciones de Arabia Saudita a la contra nicaragüense, actos
que de haber sido comprobados serían criminales y considerados como delitos.
De hecho, después de ser uno de los operadores directos de las instrucciones de Caspar
Weinberger y otros en esta operación secreta, Powell debió encargarse de manejar y
controlar los daños del escándalo cuando éste se hizo público a fines de 1986.
El 2 de enero de 1987, Powell se convierte en subasesor de Seguridad Nacional, en tanto
sigue promoviendo el apoyo a la contra nicaragüense. Participa en una reunión con
los máximos dirigentes contras en Mia-mi en 1987, donde quedó impresionado con el
coronel Enrique Bermúdez.
A fines de 1987 es nombrado asesor de Seguridad Nacional, y durante este periodo, junto
con el subsecretario de Estado para las Américas, Elliott Abrams, presiona a los
di-rigentes de los países centroamericanos para apoyar a la contra. Aunque el
general Po-well jamás fue identificado como bajo in-vestigación directa por su
responsabilidad en el escándalo Irán-contra, fue interrogado en varias ocasiones
por el fiscal especial de-dicado a investigar el asunto.
Hasta hoy, no hay información precisa so-bre qué tanto sabía Powell sobre los aspectos
ilegales de la operación, ni cuál fue su responsabilidad en esta iniciativa. El militar
siempre ha negado haber estado enterado de los aspectos ilegales.
El escándalo, que potencialmente amenazaba la propia presidencia de Ronald Reagan,
concluyó cuando el recién electo presidente Bush otorgó un perdón presidencial a los
principales actores bajo investigación, incluyendo a Weinberger.